viernes, 7 de septiembre de 2012

SELECCIÓN PERUANA DE FUTBOL GANO 2 A 1 A VENEZUELA

Allí, en el área. En aquélla posición en la que nació. En ese sector rectangular bien pegado al arco en el que fue goleador. De esos metros cuadrados de donde nunca debió salir. Allí, en el área, ahí apareció Jefferson Farfán para anotar dos goles y darle vuelta al marcador. Para borrar de la mente ese primer tiempo del nunca jamás. Para sacar a Perú del último lugar de Sudamérica, para volver a ganar luego de 11 meses en Eliminatorias, y para mantener viva la chance de clasificar al Mundial. Ahora se le debe ganar a Argentina el martes. Es una obligación, pero se deberá mejorar mucho. Muchísimo.
Perú no fue superior a Venezuela, que tampoco fue mejor. Los venezolanos han dejado en claro que no solo saben hacer telenovelas, sino que juegan bien al fútbol. Pero esta vez no le alcanzó. Tuvo una y la metió de tiro libre. Perú, por su parte, se defendió mejor de lo que atacó. Hubo voluntad, se dejó el alma en la cancha, como se dice, pero se ganó gracias al talento de Farfán allí, en el área, en un momento espinoso por el marcador en contra.
Primero con una definición sutil con la parte externa del botín derecho, y luego con un remate fuerte dentro del área. Simplemente con talento. No con técnica. Con talento. Su inspiración provocó una nueva victoria de Perú en las Eliminatorias. Se ganó, pero no se convenció. Se generó muy poco, y esas, como siempre, no se aprovecharon. Nos falta efectividad. Carrillo pudo sentenciar, Cruzado también, ambos de cabeza, pero se falló. Ante Argentina, esas oportunidades perdidas son un pecado.
No obstante, lo más importante es que se cumplió con ganar. Esa era la idea. El objetivo, dejar la última posición de la tabla. Quizás no se ganó en juego, pero sí en marcador. Se notó con la evidente cara de molestia de Markarián, sentado en el banco. Y no es para menos. Nos falta mucho. Lo dijo Pizarro: “Ante Argentina no vamos a poder”. No se equivoca. Así es más difícil. Pero se ganó. Se sumó.
PRIMER TIEMPO PARA EL OLVIDO
Toda la ilusión que se desató tras el pitazo inicial del árbitro, se terminó cuando este dejó de soplar. Una primera etapa para no recordar nunca más. Un tiempo en el que el primer remate de Perú al arco rival llegó a los 36 minutos. Sí, a 14 del final. Algo que demuestra que Perú fue indigente en ataque. Exceso de pelotazos para Pizarro y Guerrero, bien marcados.
¿Qué tuvo Perú de bueno? Nada. Se esperanzó en centros al área, siempre por los lados, inútiles. Ninguno generó peligro. De hecho, en esa primera etapa no se generó una sola jugada de riesgo en el área venezolana. Y era lógico, si no arriesgó nada. Y el gol de Venezuela a los 42 minutos terminó por hundir al equipo de Markarián en ese tiempo del nunca jamás. Un tiro libre bien ejecutado de Juan Arango, pero con la complicidad enorme de Raúl Fernández. Era su palo y estaba mal parado.
En la segunda etapa, el equipo despertó. Y el gol de Farfán al minuto de iniciado el segundo tiempo fue clave. Y también el segundo a los 59. ¿Por qué? Por que se dio vuelta rápido al marcador. Se borró esa primera etapa horrible, y se ganó.
De ahí en más, Perú se dedicó a cuidar el marcador. Y pese a que Venezuela se quedó con uno menos, dominó el partido, aunque solo asustó con un remate de Arango que fue bien controlado por Fernández. Pitazo final y triunfo para el equipo de Markarián. Tres puntos valiosos porque era una obligación ganar. Ahora se debe hacer lo mismo ante Argentina. Ganar, pero mejorar antes.
(Tomado de El Comercio)

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