Con
el tercer Festival de la Flor de Amancaes -el último sábado- se dio inicio a la
temporada de lomas, y también las visitas guiadas.
El
festival fue acorde con los tiempos de preservación del ecosistema. Sin
altoparlantes ruidosos que alteren la paz de los habitantes naturales de las
lomas, ni esos vehículos motorizados que derraman combustibles.
Un
festival no necesariamente tiene que ser sinónimo de música y pompa. Un
festival en un ecosistema frágil debe merecer respeto por la naturaleza, y
respeto no sólo de palabra o en el papel, sino que hay que predicar con el
ejemplo. Y así fue. Sencillo pero indeclinable.
Los
visitantes pudieron ingresar desde tempranas horas, sin restricción de horarios
ni supeditados a programación alguna. Algunos hicieron tres rutas, otros dos, y
la mayoría una gran ruta.
La
ruta de los miradores fue la elegida. Hubo fuerte concentración en el mirador
de los amancaes. Fue grato escuchar palabras de agradecimientos por haber
gozado de la naturaleza, de haberse embriagado con la fragancia de la flor de
amancaes, de disfrutar de un recorrido único y familiar.
La
ceremonia de pago a la Tierra, la premiación a los estudiantes ganadores del
concurso de creación literaria y de dibujo “Las Aves Endémicas de las Lomas de
Asia” fueron parte del festival. Las Pallas y las comidas típicas también
fueron motivo de orgullo, herencia cultural que no se debe perder. Los 16
nuevos guías de turismo se destacaron por su amabilidad, respeto, paciencia,
conocimientos. A partir de ahora, el ingreso a las lomas de Asia se hará previa
comunicación a la Comunidad Campesina de Asia y al Proyecto Las Lomas de Asia.
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