CRONICAS DE RESACA Por Ismael Tasayco
7.9 NO ES BROMA
Hoy repasé las imágenes que nos dejo el 15 de agosto. Y, aunque no lo crean volví a sentir la desgracia; y porque no contarlo, volví a llorar. Mi -casi siempre bien entrenada- pose de reporterito a prueba de balas se fue, sin mucho trámite, a la mierda.
Por eso, esta vez, quiero repasar con ustedes y muy a mi estilo las lecciones que me dejó este impresionante sismo de 7.9 en la escala de lo que quieran.
- Nunca me quedaré rezando dentro de la iglesia, aunque el cura de mi parroquia me jure y rejure que nada pasará porque Diosito me protege (véase Iglesia San Clemente)
- Tampoco me quedaré a ver si, con el movimiento, el tragamonedas me suelta el premio mayor. No soy tan lorna.
- Aunque todo se haya derrumbado, caído, malogrado, arruinado, fregado, hecho escombros, interrumpido, juro por la beatita de Humay que olvidaré la palabra colapsó y sus derivados. Ustedes como yo deben haber “colapsado” de tanto escucharla en todos los noticiarios.
- Jamás volveré a hacerme el machito Ponce del periodismo, sobre todo ahora que he descubierto que frente a la tragedia, hubiese preferido darme media vuelta y ver todo por la tele.
- Pueda que me muera mañana o pasado, dentro de mucho pero no olvidaré el olor a muerto fresco... Lo siento, es así de cruel.
- Ahora que leí a varios columnistas, creo que es buena idea empezar a escribir un manual para periodistas en caso de catástrofes. Atentos a la jugada: no creo que haya ninguna en alguna universidad, instituto o Cenecape.
- De ser posible no estaré (cuando el sismo ocurra) cerca de ninguna mujer histérica que grite como borrego y salte como rana mirando al cielo y diciendo: Dios calma tu ira.
- Aunque "somos mas", empezaré a ahorrar para comprar un equipo satelital que sirva en estos casos.
- Recordaré, cada día de mi vida, que ante una pared de adobe que te caiga no somos nada. Obvio que si es de concreto peor, pues.
Quisiera seguir escribiendo. No puedo, y no porque no quiera sino porque puede sonar insensible, tosco, grotesco. Quizá esperaban que les diga que tengan siempre a la mano una linterna y una radio para escuchar RPP, pero no. Yo puedo sacar otras lecciones. Y recuerden que yo estuve ahí, nadie me lo contó; ni la ví sentado en la comodidad de misa comiendo pop corn.
De ahora en adelante carajo, las navidades ya no son época para reflexionar, los terremotos realmente lo son. Que levante la mano quien no sintió miedo ese día. Que más les puedo decir; sólo que después de ese día tengo en cuenta que Pisco no solo sirve para chupar sino para enrostrarme una y otra vez que es un pueblo que todavía nos necesita.
Por eso, esta vez, quiero repasar con ustedes y muy a mi estilo las lecciones que me dejó este impresionante sismo de 7.9 en la escala de lo que quieran.
- Nunca me quedaré rezando dentro de la iglesia, aunque el cura de mi parroquia me jure y rejure que nada pasará porque Diosito me protege (véase Iglesia San Clemente)
- Tampoco me quedaré a ver si, con el movimiento, el tragamonedas me suelta el premio mayor. No soy tan lorna.
- Aunque todo se haya derrumbado, caído, malogrado, arruinado, fregado, hecho escombros, interrumpido, juro por la beatita de Humay que olvidaré la palabra colapsó y sus derivados. Ustedes como yo deben haber “colapsado” de tanto escucharla en todos los noticiarios.
- Jamás volveré a hacerme el machito Ponce del periodismo, sobre todo ahora que he descubierto que frente a la tragedia, hubiese preferido darme media vuelta y ver todo por la tele.
- Pueda que me muera mañana o pasado, dentro de mucho pero no olvidaré el olor a muerto fresco... Lo siento, es así de cruel.
- Ahora que leí a varios columnistas, creo que es buena idea empezar a escribir un manual para periodistas en caso de catástrofes. Atentos a la jugada: no creo que haya ninguna en alguna universidad, instituto o Cenecape.
- De ser posible no estaré (cuando el sismo ocurra) cerca de ninguna mujer histérica que grite como borrego y salte como rana mirando al cielo y diciendo: Dios calma tu ira.
- Aunque "somos mas", empezaré a ahorrar para comprar un equipo satelital que sirva en estos casos.
- Recordaré, cada día de mi vida, que ante una pared de adobe que te caiga no somos nada. Obvio que si es de concreto peor, pues.
Quisiera seguir escribiendo. No puedo, y no porque no quiera sino porque puede sonar insensible, tosco, grotesco. Quizá esperaban que les diga que tengan siempre a la mano una linterna y una radio para escuchar RPP, pero no. Yo puedo sacar otras lecciones. Y recuerden que yo estuve ahí, nadie me lo contó; ni la ví sentado en la comodidad de misa comiendo pop corn.
De ahora en adelante carajo, las navidades ya no son época para reflexionar, los terremotos realmente lo son. Que levante la mano quien no sintió miedo ese día. Que más les puedo decir; sólo que después de ese día tengo en cuenta que Pisco no solo sirve para chupar sino para enrostrarme una y otra vez que es un pueblo que todavía nos necesita.
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