este es mi pensamiento...
Mucho he dudado para escribir lo que a continuación usted va a leer.
Si, porque soy consciente que estoy en un país que no es el mío y sé a lo que me expongo; pero me tranquiliza saber que aquí, se respeta la opinión, la libertad de expresión.
Porque soy un inmigrante, y porque Dios me impulsa para estar al servicio de las causas de bien común, sea el lugar donde me encuentre, es que he decidido hacer escuchar mi grito.
Y lo hago, no con vanagloria, ni con espíritu de enfrentamiento a las autoridades de este hermoso país, sino con respeto, y con intenso amor cristiano; porque estoy al lado de mis hermanos latinoamericanos, particularmente con los venidos de México.
Como sabemos, las autoridades de esta poderosa nación decidieron realizar una reforma migratoria sobre la base de proyectos presentados, y otras iniciativas que pudieran darse en el curso de los debates, como en efecto ocurrió.
La esencia o razón de esta decisión de las autoridades norteamericanas descansa en el hecho de una necesidad histórica, imperiosa, de regular el status legal del inmigrante indocumentado que permanece muchos años es estas tierras.
Por razones de un justificado receso parlamentario, y otras cosas, después, el debate se paralizó. Cuando se reanudó, se tuvo grandes esperanzas en que por fin se aprobaría la regulación del status migratorio; sin embargo, el debate se cortó de plano, y las esperanzas de millones de hispanos indocumentados volvieron a esfumarse.
Mientras esto ha ocurrido a nivel político, el organismo encargado de ver lo relacionado con la inmigración, ha puesto en movimiento su maquinaria en uso de sus respetables funciones y atribuciones.
Bajo este ejercicio viene efectuando en muchas ciudades de los diferentes estados de la Unión Americana, visitas a los centros laborales, deteniendo, deportando a latinoamericanos indocumentados, ESPECIALMENTE MEXICANOS.
Esto, repercute seriamente en el seno de cada hogar, pues es evidente que se quiebra la familia, y las secuelas son complejas que inundan los hogares de congojas, traumas.
Debería respetarse, en el tiempo que dure la espera para que se reanude el debate, el derecho a la paz social y familiar de los que son sujetos de la regulación? YO OPINO QUE SI.
Por qué arremeter en esta hora, en estos momentos, contra quienes contribuyen al fortalecimiento económico de Estados Unidos, en que se espera con ansiedad un acto de justicia, con esencia de humanidad?
Por qué perseguir a quienes lo único que hacen es trabajar para ganar un sustento digno, un dinero limpio? Por qué convertir en pesadilla, ese ansiado “sueño americano”; y en esta acción, propiciar que la producción de bienes y servicios se vea perjudicada por el cultivo de una cultura del miedo, en el ser venido de otras comarcas con los ideales mas puros?
Por qué agregar a ese miedo generado por el terrorismo internacional un aditivo interno de persecución, de temor contra seres humanos que dan su fuerza para fortalecer la economía de este poderoso país?
Quién pagará sus deudas, quién les dará para comer, quién velará por sus hijos?
Se olvidan los funcionarios que el asunto de la inmigración es un fenómeno Y NO UN PROBLEMA, con muchas vertientes y que si bien es cierto, la presencia del sujeto, choca con la legalidad del sistema, hay aspectos superiores CONSUSTANCIALES CON EL SER HUMANO, como son los derechos fundamentales, reconocidos Y PROTEGIDOS por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Foros, convenios y cartas internacionales, y LA HERMOSA CONSTITUCION AMERICANA?
Lo legal, se habrá de resolver; y todos los hispanos somos conscientes que a ello tenemos que atenernos.
La mano de obra del inmigrante HISTORICAMENTE HA SIDO NECESARIA, Y LO SERA, EN ESTE PAIS; Y AQUÍ HA ESTADO EL, A PESAR DE PERCIBIR PAGAS INCOMPATIBLES CON EL ESFUERZO QUE ENTREGA, realizando las tareas más humildes que el propio americano no desea realizar. Aquí ha estado, y está, dando su fuerza de trabajo sin importarle distancias, tiempo ni la naturaleza de la labor.
Aún cuando sabemos que en este fenómeno hay personas o grupos que llegan trayendo prontuarios policiales o penales, y otros estando acá, se han puesto fuera de la ley, la verdad es que los que acuden mayoritariamente a las fábricas o a cualquier centro laboral VAN para ganarse el pan limpiamente con el sudor de su frente; y éllos, no son criminales, no son terroristas, SON PRODUCTORES DE RIQUEZA. Son SERES HUMANOS cuyos derechos fundamentales civiles deben respetarse, porque esos derechos no se pierden por más leyes restrictivas que se aprueben.
La administración que hoy persigue a los trabajadores, debería, por ética funcional, evitar seguir en esta conducta que se opone a la necesidad ACTUAL de una promoción de la cultura de paz y a los sanos deseos de las más altas autoridades de esta Nación, de regularizar el estatus migratorio de millones de indocumentados. Frente A esta verdad, un statu quo, es un imperativo.
No sé el efecto que este grito escrito pueda generar; lo he hecho bajo el impulso de mi corazón ;y porque conozco de cerca, y soy testigo, del sufrimiento y dolor de mis hermanos inmigrantes en su afán de estar en tierras norteamericanas; del inmenso amor a
a sus familiares dejados en su país de origen, a quienes semanal, o quincenalmente envían remesas de dinero aliviando las necesidades en que están sumidos por culpa de muchos, que allá, usufructuando el poder en beneficio propio, propician la corrupción y sus consecuencias, impidiendo el acceso a mejores niveles de vida de sus compatriotas.
Dejo constancia que este grito, no vá en defensa de quienes apartándose de la ley, han lesionado, además, la buena imagen del inmigrante honesto, laborioso; a estos, que le caiga todo el peso de la ley, aún cuando exigimos para éllos trato ajustado a ley y a derecho en caso de ser detenidos.
Mientras esto ocurre, exhortamos a todos los inmigrantes indocumentados, a tener fe en Dios.
El, iluminará a los legisladores serios, formantes de estirpes gloriosas de inmigrantes, frente a los que quieren hacer politiquería o populismo criollo barato, en este asunto de hondo sentido humanitario, llegado el nuevo momento del debate...
Y, en esta esperanza, apoyemos pacíficamente, pero con firmeza, la lucha que programen nuestras organizaciones.
Sigamos viviendo con espíritu comunal, en paz, y participativamente, en la ciudad donde domiciliamos sin caer en el juego de los antisociales infiltrados, a quienes no les importa la razón de nuestra causa.
Por otro lado, hagamos eco de este grito exigiendo a los presidentes de los países de habla hispana para que a través de sus relaciones internacionales con los Estados Unidos sugieran, exijan, freno a las persecuciones.
Es tiempo que evidencien mayor compromiso en la defensa de los derechos humanos de sus compatriotas que se encuentran fuera de las fronteras.
Un abrazo, hermanos, y que se haga la voluntad de Dios en esta hora, histórica.
Antonio Ruiz.
Wisconsin USA .
El presente artículo, es digno de ser conocido por los miles de lectores de nuestra página.
Pensamientos fuertes y valientes no pueden quedar en el tablero.
Si, porque soy consciente que estoy en un país que no es el mío y sé a lo que me expongo; pero me tranquiliza saber que aquí, se respeta la opinión, la libertad de expresión.
Porque soy un inmigrante, y porque Dios me impulsa para estar al servicio de las causas de bien común, sea el lugar donde me encuentre, es que he decidido hacer escuchar mi grito.
Y lo hago, no con vanagloria, ni con espíritu de enfrentamiento a las autoridades de este hermoso país, sino con respeto, y con intenso amor cristiano; porque estoy al lado de mis hermanos latinoamericanos, particularmente con los venidos de México.
Como sabemos, las autoridades de esta poderosa nación decidieron realizar una reforma migratoria sobre la base de proyectos presentados, y otras iniciativas que pudieran darse en el curso de los debates, como en efecto ocurrió.
La esencia o razón de esta decisión de las autoridades norteamericanas descansa en el hecho de una necesidad histórica, imperiosa, de regular el status legal del inmigrante indocumentado que permanece muchos años es estas tierras.
Por razones de un justificado receso parlamentario, y otras cosas, después, el debate se paralizó. Cuando se reanudó, se tuvo grandes esperanzas en que por fin se aprobaría la regulación del status migratorio; sin embargo, el debate se cortó de plano, y las esperanzas de millones de hispanos indocumentados volvieron a esfumarse.
Mientras esto ha ocurrido a nivel político, el organismo encargado de ver lo relacionado con la inmigración, ha puesto en movimiento su maquinaria en uso de sus respetables funciones y atribuciones.
Bajo este ejercicio viene efectuando en muchas ciudades de los diferentes estados de la Unión Americana, visitas a los centros laborales, deteniendo, deportando a latinoamericanos indocumentados, ESPECIALMENTE MEXICANOS.
Esto, repercute seriamente en el seno de cada hogar, pues es evidente que se quiebra la familia, y las secuelas son complejas que inundan los hogares de congojas, traumas.
Debería respetarse, en el tiempo que dure la espera para que se reanude el debate, el derecho a la paz social y familiar de los que son sujetos de la regulación? YO OPINO QUE SI.
Por qué arremeter en esta hora, en estos momentos, contra quienes contribuyen al fortalecimiento económico de Estados Unidos, en que se espera con ansiedad un acto de justicia, con esencia de humanidad?
Por qué perseguir a quienes lo único que hacen es trabajar para ganar un sustento digno, un dinero limpio? Por qué convertir en pesadilla, ese ansiado “sueño americano”; y en esta acción, propiciar que la producción de bienes y servicios se vea perjudicada por el cultivo de una cultura del miedo, en el ser venido de otras comarcas con los ideales mas puros?
Por qué agregar a ese miedo generado por el terrorismo internacional un aditivo interno de persecución, de temor contra seres humanos que dan su fuerza para fortalecer la economía de este poderoso país?
Quién pagará sus deudas, quién les dará para comer, quién velará por sus hijos?
Se olvidan los funcionarios que el asunto de la inmigración es un fenómeno Y NO UN PROBLEMA, con muchas vertientes y que si bien es cierto, la presencia del sujeto, choca con la legalidad del sistema, hay aspectos superiores CONSUSTANCIALES CON EL SER HUMANO, como son los derechos fundamentales, reconocidos Y PROTEGIDOS por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Foros, convenios y cartas internacionales, y LA HERMOSA CONSTITUCION AMERICANA?
Lo legal, se habrá de resolver; y todos los hispanos somos conscientes que a ello tenemos que atenernos.
La mano de obra del inmigrante HISTORICAMENTE HA SIDO NECESARIA, Y LO SERA, EN ESTE PAIS; Y AQUÍ HA ESTADO EL, A PESAR DE PERCIBIR PAGAS INCOMPATIBLES CON EL ESFUERZO QUE ENTREGA, realizando las tareas más humildes que el propio americano no desea realizar. Aquí ha estado, y está, dando su fuerza de trabajo sin importarle distancias, tiempo ni la naturaleza de la labor.
Aún cuando sabemos que en este fenómeno hay personas o grupos que llegan trayendo prontuarios policiales o penales, y otros estando acá, se han puesto fuera de la ley, la verdad es que los que acuden mayoritariamente a las fábricas o a cualquier centro laboral VAN para ganarse el pan limpiamente con el sudor de su frente; y éllos, no son criminales, no son terroristas, SON PRODUCTORES DE RIQUEZA. Son SERES HUMANOS cuyos derechos fundamentales civiles deben respetarse, porque esos derechos no se pierden por más leyes restrictivas que se aprueben.
La administración que hoy persigue a los trabajadores, debería, por ética funcional, evitar seguir en esta conducta que se opone a la necesidad ACTUAL de una promoción de la cultura de paz y a los sanos deseos de las más altas autoridades de esta Nación, de regularizar el estatus migratorio de millones de indocumentados. Frente A esta verdad, un statu quo, es un imperativo.
No sé el efecto que este grito escrito pueda generar; lo he hecho bajo el impulso de mi corazón ;y porque conozco de cerca, y soy testigo, del sufrimiento y dolor de mis hermanos inmigrantes en su afán de estar en tierras norteamericanas; del inmenso amor a
a sus familiares dejados en su país de origen, a quienes semanal, o quincenalmente envían remesas de dinero aliviando las necesidades en que están sumidos por culpa de muchos, que allá, usufructuando el poder en beneficio propio, propician la corrupción y sus consecuencias, impidiendo el acceso a mejores niveles de vida de sus compatriotas.
Dejo constancia que este grito, no vá en defensa de quienes apartándose de la ley, han lesionado, además, la buena imagen del inmigrante honesto, laborioso; a estos, que le caiga todo el peso de la ley, aún cuando exigimos para éllos trato ajustado a ley y a derecho en caso de ser detenidos.
Mientras esto ocurre, exhortamos a todos los inmigrantes indocumentados, a tener fe en Dios.
El, iluminará a los legisladores serios, formantes de estirpes gloriosas de inmigrantes, frente a los que quieren hacer politiquería o populismo criollo barato, en este asunto de hondo sentido humanitario, llegado el nuevo momento del debate...
Y, en esta esperanza, apoyemos pacíficamente, pero con firmeza, la lucha que programen nuestras organizaciones.
Sigamos viviendo con espíritu comunal, en paz, y participativamente, en la ciudad donde domiciliamos sin caer en el juego de los antisociales infiltrados, a quienes no les importa la razón de nuestra causa.
Por otro lado, hagamos eco de este grito exigiendo a los presidentes de los países de habla hispana para que a través de sus relaciones internacionales con los Estados Unidos sugieran, exijan, freno a las persecuciones.
Es tiempo que evidencien mayor compromiso en la defensa de los derechos humanos de sus compatriotas que se encuentran fuera de las fronteras.
Un abrazo, hermanos, y que se haga la voluntad de Dios en esta hora, histórica.
Antonio Ruiz.
Wisconsin USA .
El presente artículo, es digno de ser conocido por los miles de lectores de nuestra página.
Pensamientos fuertes y valientes no pueden quedar en el tablero.
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