El distrito de Imperial, cumple 99 años de creación política este próximo 15 de noviembre del año en curso, y pese a los problemas surgidos en el reciente evento en donde se eligió a la reyna y soberana de ésta jurisdicción, es necesario muchas veces asumir con responsabilidad las cosas.
Entendemos que si bien la gran mayoría de voces han cuestionado los bochornosos sucesos ocurridos en la madrugada del sábado 8 de noviembre en las instalaciones del Estadio Municipal “Oscar Ramos Cabieses”, los resultados o el veredicto del jurado calificador (disculpen que los llame así, pero es la terminología apropiada) son inapelables.
Teniendo en cuenta este precedente, quiérase o no quien haya salido elegida como reyna del distrito, fíjese que de diez personas consultadas ocho no saben el nombre de la soberana, ésta no debe tener la culpa de la incompetencia de una mala organización que ha dejado demasiado que desear.
Dónde se ha visto que luego de los peores eventos similares en la provincia, un alcalde y su esposa, en su condición de presidenta del comité de damas y responsable de la organización del reynado tengan que salir corriendo ante el rechazo de un gran sector, totalmente en desacuerdo con los resultados dados a conocer. Más aún, más triste que una joven participante ungida ya con el cetro de reyna tenga que salir escoltada por efectivos de seguridad y del orden.
Si bien los resultados se deben respetar, no se puede dejar pasar ni tolerar la incompetencia demostrada por el Comité de Damas de Imperial bajo la presidencia de la señora Leny Malásquez Echegaray, responsables directos de este evento en su ejecución. Por que además ellos fueron los responsables de elegir a los miembros del jurado calificador quienes lamentablemente no ofrecieron ninguna garantía a los resultados que posteriormente se conocieron, y fue el detonante para generar el caos que todo el mundo ya conoce y ha comentado hasta la saciedad.
Por ejemplo, qué paso que tanto se anunció la presencia de Dilbert Aguilar como miembros del jurado calificador a través de los medios locales y éste nunca llegó. Será cierto que los propuestos para ser miembros del jurado no llegaron y se vieron en la urgencia de buscar los “reemplazos” y lamentablemente estos no fueron los mejores o más idóneos.
Hasta el cierre de nuestra edición, a través de algunos medios de comunicación de la localidad se han denunciado una serie de hechos que lamentablemente hasta el momento no han tenido respuesta oficial por el Comité de Damas, por el contrario en ellas solamente existe el silencio cómplice de una actividad pésimamente organizada y con los resultados ya tristemente conocidos.
Se anunció con bombos y platillos un evento de nivel, SIN IGUAL, y los que ingresaron al reciento deportivo, se llevaban la primera desilusión al apreciar un escenario propio para cualquier fiesta chicha, que pese a tener una larga pasarela, en el fondo no tenía mayor alegoría.
El escándalo por la elección ha sido tanto, que muchos ni si quiera han comentado o se han preguntado qué es lo que sucedió para que Claudia Portocarrero, que dicho sea de paso dejó también mucho que desear en su animación, no culminará su labor hasta la elección y coronación de la reyna. Recuerdo que cuando anime con Tula Rodríguez un reynado de Cañete y esta dejó el escenario abruptamente, al día siguiente la prensa local criticó duramente a la organización, curiosamente también un Comité de Damas; pero ahora esto no sucedió, será talves por el pago recibido por la publicidad de la fiesta?.
Porqué no se inició el evento tal como se anunciaba a las ocho de la noche y se tuvo que esperar que los relojes marquen las diez de la noche con cincuenta minutos para aperturar el evento. Recuerden que nuevo Imperial, pese a la inexperiencia, desde el primer año de esta gestión ha demostrado que las cosas se pueden iniciar temprano, siempre y cuando exista ORGANIZACIÓN.
Más aún, el desconocimiento en este tipo de organizaciones, pese a tener a una Presidenta de Comisión como la señora Angélica Arata a la mano, se vio reflejado en la programación de grupos artísticos, cual émulo de una programación de un reventón chichero, dejando de lado, la sobriedad que debe tener un evento especial en donde se elige a la reyna, del segundo distrito más importante de la provincia de Cañete. Los dos primeros actuaron cada uno aproximadamente una hora, tiempo suficiente que motivo que el espectáculo se alargue innecesariamente, tanto así que pocos fueron los que pudieron apreciar al último de los programados.
Algo sí que debo resaltar, es que después de muchos años hemos vuelto a apreciar a una agrupación como marco musical y creo que Teorema fue lo más acertado. Este detalle se había perdido al menos en la gran mayoría de nuestros distritos en este tipo de eventos.
Señores, si bien tenemos que aprender a respetar los resultado, porque la reyna no es culpable de los mismos, al menos queremos creer que no existió ninguna direccionalidad al respecto, las autoridades responsables de la organización deben afrontar hidalgamente los resultados y los hechos, enfrentándose a la comunidad a través de los medios de prensa, muchos de los cuales, a propósitos, son condescendientes con e alcalde del distrito que está de aniversario.
Entendemos que si bien la gran mayoría de voces han cuestionado los bochornosos sucesos ocurridos en la madrugada del sábado 8 de noviembre en las instalaciones del Estadio Municipal “Oscar Ramos Cabieses”, los resultados o el veredicto del jurado calificador (disculpen que los llame así, pero es la terminología apropiada) son inapelables.
Teniendo en cuenta este precedente, quiérase o no quien haya salido elegida como reyna del distrito, fíjese que de diez personas consultadas ocho no saben el nombre de la soberana, ésta no debe tener la culpa de la incompetencia de una mala organización que ha dejado demasiado que desear.
Dónde se ha visto que luego de los peores eventos similares en la provincia, un alcalde y su esposa, en su condición de presidenta del comité de damas y responsable de la organización del reynado tengan que salir corriendo ante el rechazo de un gran sector, totalmente en desacuerdo con los resultados dados a conocer. Más aún, más triste que una joven participante ungida ya con el cetro de reyna tenga que salir escoltada por efectivos de seguridad y del orden.
Si bien los resultados se deben respetar, no se puede dejar pasar ni tolerar la incompetencia demostrada por el Comité de Damas de Imperial bajo la presidencia de la señora Leny Malásquez Echegaray, responsables directos de este evento en su ejecución. Por que además ellos fueron los responsables de elegir a los miembros del jurado calificador quienes lamentablemente no ofrecieron ninguna garantía a los resultados que posteriormente se conocieron, y fue el detonante para generar el caos que todo el mundo ya conoce y ha comentado hasta la saciedad.
Por ejemplo, qué paso que tanto se anunció la presencia de Dilbert Aguilar como miembros del jurado calificador a través de los medios locales y éste nunca llegó. Será cierto que los propuestos para ser miembros del jurado no llegaron y se vieron en la urgencia de buscar los “reemplazos” y lamentablemente estos no fueron los mejores o más idóneos.
Hasta el cierre de nuestra edición, a través de algunos medios de comunicación de la localidad se han denunciado una serie de hechos que lamentablemente hasta el momento no han tenido respuesta oficial por el Comité de Damas, por el contrario en ellas solamente existe el silencio cómplice de una actividad pésimamente organizada y con los resultados ya tristemente conocidos.
Se anunció con bombos y platillos un evento de nivel, SIN IGUAL, y los que ingresaron al reciento deportivo, se llevaban la primera desilusión al apreciar un escenario propio para cualquier fiesta chicha, que pese a tener una larga pasarela, en el fondo no tenía mayor alegoría.
El escándalo por la elección ha sido tanto, que muchos ni si quiera han comentado o se han preguntado qué es lo que sucedió para que Claudia Portocarrero, que dicho sea de paso dejó también mucho que desear en su animación, no culminará su labor hasta la elección y coronación de la reyna. Recuerdo que cuando anime con Tula Rodríguez un reynado de Cañete y esta dejó el escenario abruptamente, al día siguiente la prensa local criticó duramente a la organización, curiosamente también un Comité de Damas; pero ahora esto no sucedió, será talves por el pago recibido por la publicidad de la fiesta?.
Porqué no se inició el evento tal como se anunciaba a las ocho de la noche y se tuvo que esperar que los relojes marquen las diez de la noche con cincuenta minutos para aperturar el evento. Recuerden que nuevo Imperial, pese a la inexperiencia, desde el primer año de esta gestión ha demostrado que las cosas se pueden iniciar temprano, siempre y cuando exista ORGANIZACIÓN.
Más aún, el desconocimiento en este tipo de organizaciones, pese a tener a una Presidenta de Comisión como la señora Angélica Arata a la mano, se vio reflejado en la programación de grupos artísticos, cual émulo de una programación de un reventón chichero, dejando de lado, la sobriedad que debe tener un evento especial en donde se elige a la reyna, del segundo distrito más importante de la provincia de Cañete. Los dos primeros actuaron cada uno aproximadamente una hora, tiempo suficiente que motivo que el espectáculo se alargue innecesariamente, tanto así que pocos fueron los que pudieron apreciar al último de los programados.
Algo sí que debo resaltar, es que después de muchos años hemos vuelto a apreciar a una agrupación como marco musical y creo que Teorema fue lo más acertado. Este detalle se había perdido al menos en la gran mayoría de nuestros distritos en este tipo de eventos.
Señores, si bien tenemos que aprender a respetar los resultado, porque la reyna no es culpable de los mismos, al menos queremos creer que no existió ninguna direccionalidad al respecto, las autoridades responsables de la organización deben afrontar hidalgamente los resultados y los hechos, enfrentándose a la comunidad a través de los medios de prensa, muchos de los cuales, a propósitos, son condescendientes con e alcalde del distrito que está de aniversario.
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