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DESDE CAÑETE PARA EL MUNDO

lunes, 19 de noviembre de 2012

“NO ES LA SANGRE QUE ME SALE, SI NO QUE ME MATA EL HAMBRE”

El Perú es uno de los países con mayor índice de racismo en Latinoamérica. Nuestro país en pleno 2012 y con indicadores de desarrollo económico y social, se ha quedado atrapado en el fango del racismo cotidiano, bajo estereotipos que perviven gracias a la nefasta pirámide estamental, marcados por el fantasma del cargo histórico de la Cultura Peruana.


El juicio de marginación y discriminación después de la llegada de los españoles, se dio por la creencia de la superioridad de su clase sobre la raza autóctona o raza indígena, naciente de las culturas madres del desarrollo histórico peruano. A su paso, el pueblo indígena fue maltratado y sumergido por la crueldad del predominio europeo; así mismo sucedió con los traídos del África, ubicados en la última franja de la pirámide estamental en categoría de esclavizados.

Los afros esclavizados fueron crucificados socialmente, su trata fue exprimida por efectos desde su llegada, ya que eran considerados animales sin alma debido al color de su piel. He ahí el nacimiento de aquellos estereotipos que hoy humillan e invisibilizan al pueblo afrodescendiente, como que son delincuentes, brutos o no pensantes.

Frente a esto aparece en el escenario peruano, el incesante trabajo del Centro de Estudio y Promoción Afroperuanos (LUNDU), cuyo objetivo es el de incluir igualdad equitativa del pueblo afroperuano a nuestra ciega sociedad, según atributos de respeto, promoción y garantía de los derechos humanos.

Un proyecto de investigación es el “Observatorio Afroperuano - LUNDU”, que busca minimizar y desechar la agresión por cargo histórico hacia los afroperuanos, con diversas posiciones, como el racismo hacia lo afro en los medios de comunicación. Así en la forma de enunciado y/o acción en los medios escritos, orales y visuales.

Es muy común ver en los diarios deportivos -específicamente-, expresiones que atacan directa o indirectamente al afrodescendiente, como por ejemplo el titular de portada de un diario capitalino, donde manifestaban lo siguiente: “EL NEGRO SE ENGORILÓ”. El pasado histórico del afro, carga la carimba de la marginación del dominante hacia el dominado, en este caso con la similitud o igualdad del hombre afro con los chimpancés. Este y otros estereotipos se podrán hallar en el blog del Observatorio Afroperuano, como un jalón de oreja a aquellos que agreden, tratando de inferiorizar al hermano afro.

Hace aproximadamente una semana en la ciudad de Imperial (Cañete, Lima), una afrodescendiente fue elegida como la Reina del distrito comercial. Después del acontecimiento, una ola de insultos acorralaron a la mujer, el ¿Por qué?, es la minimización racista hacia la mujer de color no blanca. Una actuación no pensante por seres de este siglo.

Aimet Campos Ramos natural del Guayabo (Chincha, Ica) hace poco fue consagrada como Reina de Chincha, una digna joven representante del folclore afroperuano que ha llegado a mostrar su arte hasta el vecino país de Chile y que hoy forma parte del ballet de festejo del Restaurante “El Refugio de Mamainé”; es un claro ejemplo que la mujer afroperuana a desarrollado y seguirá desarrollando un gran papel en la intervención social de la identidad y el florecer de la cultura peruana.

Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción, tal vez esta sea la respuesta del porqué el Perú tiene un alto índice de discriminación; y no es la sangre que me sale, si no que me mata el hambre, una sangre de alzar la voz por la inclusión e igualdad, el hambre que se saciará el día que acabe la desigualdad y el nefasto y oprobioso racismo y se integre realmente en la sociedad del siglo XXI, así que ¡APÚNTATE CONTRA EL RACISMO!

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