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DESDE CAÑETE PARA EL MUNDO

sábado, 25 de febrero de 2012

RADIOGRAFIA DEL AGUA EN ASIA…SIGUE LA SEQUIA

El presente artículo, muy bien elaborado, es fruto de la preocupación constante por la sequía que viene sufriendo la población del distrito cañetano de Asia y que pocos han reparado en tomarle atención.
Ha sido escrito por un asiano de éxito como lo es el Periodista Ivan Ramón Reina Ramos quien –fiel a su costumbre y como buen investigador- ha apelado a las cifras para explicar mejor el tema, primero a nivel nacional y luego enfocándolo a la realidad de Asia para entender y comprender mejor el tema.
A continuación compartimos este interesante artículo que esperemos abra los ojos y genere la reacción de cada uno de nosotros, porque ya estamos viviendo el cambio climático en Cañete.
Por contaminación:
          El Perú dispone de una dotación de 77 600 m3 de agua por habitante, y es el mayor volumen de América Latina. Sin embargo, la disponibilidad del recurso hídrico es muy heterogénea en el territorio nacional.
          El uso del agua para consumo en el Perú se estima en 20 mil millones de m3 al año de aguas superficiales, y de 1,500 millones de m3 de aguas subterráneas, especialmente en la Costa. La agricultura de regadío utiliza el 80% del agua; las industrias y los municipios el 18%; y la minería el 2%.
          En Lima y Callao la escasez del agua es un problema creciente, y sólo en Lima se estima que cerca de un millón de habitantes no cuentan con agua potable entubada. En la zona costera la escasez de agua es cada vez más marcada, especialmente en Tacna, Moquegua, Arequipa, Ica, Lambayeque y Piura.
          El deterioro de la calidad del agua es uno de los problemas más graves del Perú y es un impedimento para lograr el uso eficiente del recurso. Las causas principales están en la contaminación industrial; la falta del tratamiento de las aguas servidas; el uso indiscriminado de agroquímicos; y el deterioro de las cuencas de los ríos.
          El vertimiento directo de aguas servidas o residuales de las ciudades y pueblos a los ambientes acuáticos y sin tratamiento previo, es el problema  más grave de contaminación de aguas de todo el país.
          Lima arroja al año cerca de 400 millones de m3 de aguas servidas al mar.

Por el Cambio Climático
          Uno de los efectos más graves del cambio climático es el problema de la escasez del agua potable. La variable del cambio climático representa el 20% del incremento de la escasez de agua en el mundo.
          En el Perú subsisten más de 7 millones de habitantes sin agua mientras una 3 mil 600 mueren al año por falta de este recurso.
          Se estima que, por año, aproximadamente un 53% del agua potable de la costa peruana se desperdicia por “escurrimiento”, es decir, se malgasta más de la mitad del recurso en malos hábitos de uso doméstico, como dejar correr el agua al bañarse o asearse.
          Casi 4,000 niños mueren al año por enfermedades que podrían evitarse, con medidas sanitarias y mejor abastecimiento de agua potable y desagüe.
          El calendario agrícola, está ligado a la época de lluvias, cualquier variación en las precipitaciones altera el ciclo productivo en las chacras, en perjuicio de los agricultores, a ello se sumaría la presencia de nuevas plagas y enfermedades que afectarían algunas variedades de especies.
          Las variaciones meteorológicas intensas a corto plazo también pueden afectar gravemente a la salud, causando estrés térmico o un frío extremo (hipotermia) y provocar el aumento de la mortalidad por enfermedades cardiacas y respiratoria.
          Se estima que para el año 2030, cerca del 47% de la población mundial vivirá en zonas con graves carencias de agua. En Latinoamérica y el Caribe más de 100 millones de personas podrían sufrir escasez de agua potable en los próximos años.
          Los glaciares son víctimas inmediatas del cambio climático. Frente al aumento de las temperaturas empiezan a deshielarse, con la consecuente pérdida paulatina de masa, y su posterior desaparición.
          Más del 70% de los glaciares tropicales del mundo se encuentran en territorio peruano, siendo la principal reserva de agua dulce de la humanidad. Por efectos del calentamiento global, han perdido aproximadamente el 22% de su superficie total en los últimos 25 años, lo que, en términos de volumen de agua, equivale al consumo del recurso en Lima durante 10 años. Si continúa esta situación, estaremos incluidos dentro del 47 % de la población mundial que, según se estima, vivirá en áreas con graves carencias de agua para el año 2030.
          El derretimiento de nuestros glaciares como consecuencia del cambio climático afecta el abastecimiento de agua potable en la costa, ya que los glaciares alimentan los ríos que atraviesan las principales ciudades costeras, donde vive más del 70% de la población peruana.
          El agua de los ríos que atraviesan las principales ciudades de la costa donde está asentada más del 70% de la población peruana, proviene de nuestros glaciares tropicales, que se encuentran en proceso de des glaciación por efecto de la variación de temperatura, atribuible al cambio climático.
          El retroceso de los glaciares también tendrá un impacto importante en la generación de energía hidroeléctrica. Por citar un ejemplo: la energía producida en la central hidroeléctrica del cañón del Pato, disminuiría alrededor del 11% en el caso de que el agua de deshielo de los glaciares que nutren al río Santa disminuyese en 50%; si el agua de deshielo de los glaciares llegara a desaparecer, la producción caería alrededor del 14%.
          El Quelcaya, en el Cusco, es el casquete glaciar más grande del mundo; y el Huascarán, el nevado más alto del Perú, con 6,768 m.s, n.m. Ambos se encuentran en proceso de desglaciación como consecuencia del cambio climático. Pastoruri, retrocedió 1,1 Km, en el 2007, Coropuna, perdió 1,37 por año, por lo que en 50 años desaparece.
          El deshielo de los glaciares incrementará el riesgo de inundaciones. Y el crecimiento de los niveles del mar podría obligar al desplazamiento forzoso de las poblaciones costeras.
¿Y qué se espera en el valle de Asia?
          La sequía es una vieja compañera del habitante de Asia. Es por eso que los asianos del siglo pasado concibieron la idea de traer agua de las alturas de Yauyos. Hasta hace 50 años todavía era sostenible el proyecto. Hoy, el cambio climático y las sequías han modificado la disponibilidad hídrica en las alturas de Yauyos. Aún así, se insiste en ese viejo proyecto, pese a que los especialistas advierten que Ñauñacu-Tres Cruces, es un “proyecto” carente de sustento técnico, ambientalmente insostenible, y socialmente requiere de conciliación.
          En 1911, el Ing. norteamericano Charles W. Sutton recogió la idea de los asianos y más tarde propuso un proyecto con 2 etapas: 1) canalizar el agua de la quebrada Ñauñacu y echarlo al abra Tres Cruces. 2) llegar con la canalización hasta la laguna Huascacocha. (documentado en el informe: 75 años de irrigaciones en el Perú, diario La Prensa 19/09/1978). Ahí se sabe que Ñauñacu lleva 100 años desde su concepción.
          En el 2009, el Gobierno Regional de Lima planteó nuevamente el proyecto, pero la población de Asia en su Presupuesto Participativo 2011 no lo avaló económicamente porque se trata de una inversión en Yauyos y no en Asia (recomendaciones de Contraloría General de la República), de modo que es competencia del Gobierno Regional de Lima. La conclusión es que si Asia invierte en este proyecto hasta podría ser considerado delito.
          La quebrada Ñauñacu desde hace unos años pasa por severas sequías. No tiene nevados y sus aguas se generan por el brote de algunos manantiales. Sólo en las temporadas de lluvias (de febrero a marzo) carga agua por efectos de las lluvias. Es por eso que los pastores de la zona, más bien bajan hasta Asia para socorrerse de forrajes.
          El estudio no analiza las implicancias del cambio climático, ni las características actuales de los nevados de menos de 5,500 metros sobre el nivel del mar que desaparecerán en el 2020. Entonces el Llongote, Huayna Cottoni y Ticlla (4,800 msnm) tributarios de la laguna Huascacocha (origen del río Mala) terminarán agotándose en poco tiempo.
          En reciente visita pudimos comprobar que no sólo los nevados están derritiéndose, sino que la laguna Huascacocha se ha reducido considerablemente dejando una playa de arena blanca. Si hace 50 años se recorría alrededor de la laguna en un día entero, hoy damos la vuelta en apenas 2 horas. Pero lo más grave es que los pueblos de Quinches y Carania (ambos distritos de Yauyos) se disputan la propiedad de la laguna. Ayavirí también quiere terciar como propietario. Y qué hace Asia en este asunto? De manera que el conflicto social por el agua está latente.
          El estudio no se hizo a la cuenca de Omas que es seca sino a la de Mala que tiene un río con agua, 117 lagunas y 37 km2 de nevados. No tiene sentido compararla, aunque -si es verdad- con un manejo integral y sostenible, se podría utilizar las aguas del río Mala en épocas de abundancia.
          El estudio asegura que sólo se requiere de 800 m3 de agua para regar una hectárea en el valle de Asia. Y la realidad es que una hectárea necesita un mínimo de 5,000 m3 de agua. Ni el rabanito como cultivo rápido requiere tan poca agua como estima el proyecto.
          El proyecto en ejecución No tiene la Autorización de viabilidad hídrica por parte de la recién formada Autoridad Nacional del Agua (ANA), la institución nacional encargada de aprobar este tipo de proyecto. Incluso, la Municipalidad de Asia no levanta las 30 observaciones que en su momento la hicieron saber. Tampoco se ha hecho la necesaria consulta y coordinación de entendimiento con la Comunidad Campesina Niño Jesús de Ayavirí. No se han realizado talleres de información como ordena la ley. El Presidente de la Comunidad Campesina Niño Jesús de Ayavirí, Artemio Quispe De la Cruz, acaba de enviar a la Municipalidad de Asia una carta en que le da 48 horas de plazo para que desocupe el lugar por causar daños y no contar con el permiso de su comunidad.
          El estudio dice que el proyecto beneficiará a los predios de Quinocay y Omas en Yauyos, Coayllo y Asia en Cañete. Se olvidó de los pueblos de Ayavirí y Tamará en Yauyos. Especialmente Ayavirí donde se originaría la canalización. Según Artemio Quispe De la Cruz, Presidente de la Comunidad Campesina Niño Jesús de Ayavirí, -al realizar trabajos en su territorio- ha pedido a la Municipalidad de Asia un millón de árboles de pinos para reforestar la cabecera de Ñauñacu, la construcción de colegios, carreteras, posta médica, etc., como compensación por el agua que se genera en Ayavirí. Habría que calcular los beneficios de reforestar con un millón de pinos en Asia, dónde realmente lo necesitamos. Pero no sería así. Los beneficios serían para Ayavirí.
          Después de todo ¿vale la pena invertir en este proyecto?

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